CONFERENCIA DE LA ONU SOBRE EL CLIMA

Culminó el sábado 13 la COP26 con conclusiones aún peores a las esperadas cuando la India forzó la reformulación de un artículo clave sobre el uso de carbón, quitando del documento final la progresiva utilización del mismo, como estaba previsto en el borrador de acuerdo.

Los 197 países asistentes volvieron a demostrar que estos encuentros están dedicados más a los negocios que a lograr acuerdos, aunque sean efímeros, sobre cómo detener el calentamiento global.

La conferencia sobre el cambio climático de Glasgow debió concluir con un documento que incluyera un compromiso más fuerte de los países con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, con la transición energética, y cómo se financiará todo eso. Pero no ocurrió así.

Apenas si se puede decir que marco un punto de inflexión (si se cumple) al contemplar el principio del fin de los hidrocarburos disminuyendo a 1,5 grados el calentamiento global del planeta en este siglo y el llamamiento a los países a reducir las emisiones en un 45% para 2030.

Quizás se pueda poner en el haber, que se haya logrado tibios acuerdos para cesar la deforestación para 2030 y disminuir un 30% las emisiones de metano.

Una vez más se pospusieron deliberadamente tareas importantes pendientes, a pesar de tener la oportunidad de llevarlas a cabo. Los líderes mundiales tendrán que volver a la mesa de negociaciones el próximo año en la COP27, que se realizará en Egipto, con planes mejorados para reducir los gases de efecto invernadero porque los objetivos propuestos en esta cumbre son demasiado débiles para evitar niveles desastrosos de calentamiento global.

Como dijo la joven activista Greta Thunberg, la COP26 fue puro “bla-bla-bla” y al denunciar el acuerdo logrado en Glasgow prometió que “el verdadero trabajo” continúa en las calles. “Y nunca nos daremos por vencidos”.

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