Tras casi nueve años de investigación, la justicia de Quilmes condenó a los responsables de la muerte de Iñaki Bohn Rioboo, el niño de 11 años electrocutado en el country Altos de Hudson II en 2017. El fallo determinó que el trágico suceso ocurrió por negligencias graves en el mantenimiento del barrio cerrado, específicamente al salir el menor de una pileta y tocar una farola que tenía una descarga eléctrica letal.
Las penas recayeron sobre el administrador Santiago Collavini (4 años de prisión) y el electricista Rubén Bentolila (4 años y 6 meses más inhabilitación), mientras que el encargado de mantenimiento fue absuelto.
Las pericias de Edesur y la UNLP confirmaron que el lugar carecía de disyuntores, jabalinas de puesta a tierra y presentaba empalmes irregulares, fallas que convirtieron una tarde de juegos en una tragedia evitable. Fernando Burlando, abogado de la familia, manifestó que aunque el dolor es irreparable, la sentencia brinda un alivio necesario tras una espera de casi una década.