MURIO GUERRERA, GRAN TRISTEZA E IMPOTENCIA

Desde la Organización Caballos de Quilmes publicaron en las redes sociales:

Murió Guerrera y la tristeza es tan grande como la impotencia que sentimos

Los carreros te golpeaban a patadas en la cabeza por no poderte poner en pie. En menos de 2 cuadras, estando atada aún al carro, te caíste y te levantaron a golpes 4 veces más, hacías unos metros y te volvías a desplomar. La quinta vez, fue donde te venciste al punto de ya no poderte levantar pero un vecino no aguantó más y logró frenar a quienes te tenían.

Cuánto dolor da tener como único consuelo el hecho que no murió siendo arrastrada al acopiadero donde la tenían.

Que pena tan grande es saber que el alivio que tenemos sea porque no murió a golpes. Guerrera se fue rodeada de la dignidad que le sacaron el día que la ataron a un carro. Esto no debería ser así.

Todavía sentimos que estamos rodeándola en silencio en ese box después de abrir sus yesos. Un silencio que nos ensordecía a todos ¡No podía ser! Guerrera culminaba su vida así.

Y paralelamente, se nos venía a la mente el carrero, con la libreta de la yegua en mano que demostraba lo que siempre decimos: los caballos en los carros no llegan a vivir más de un (1) año desde el momento en que se los ata.

Realizamos su necropsia, y ver lo que se escondía en ella fue terrible.

En tan solo 9 meses de estar en un carro, trabajando en una chatarrera, los carreros lograron:

  • Fracturarle 13 costillas de un lado y 11 del otro. Muchas de las costillas estaban seccionadas en 2 y hasta en 3 partes. Sus fracturas no eran recientes en su totalidad, por lo que nos da una idea del grado de violencia con el que te trataban.
  • Por el peso que cargaba, se seccionaron todos los ligamentos de ambos miembros posteriores.
  • También encontramos adherencias de ambos pulmones hacia la parrilla costal con formación de abscesos coincidentes con los sitios de fractura.
  • En el colon encontramos un cuerpo extraño, compuesto de basura que tragaba para llenar su estómago.

La cirujía lamentablemente no fue viable. Al quitar los yesos que le habíamos colocado para estabilizar los miembros, desde la mitad de la caña hacia abajo, su dedo estaba necrosado.

Imágenes sensibles