El Gobierno de Javier Milei está en una carrera contrarreloj para aprobar su primer presupuesto en el Congreso, un paso clave para consolidar su política económica y enviar una señal de estabilidad a los mercados y al FMI. Con un vencimiento de deuda inminente el 9 de enero, el oficialismo busca cerrar el año con un triunfo legislativo que le permita ordenar las cuentas públicas y fortalecer su posición en las negociaciones con acreedores.
En el Senado, el Gobierno despliega una estrategia de negociación focalizada en los bloques provinciales, buscando asegurar los votos necesarios para evitar modificaciones que obliguen a devolver el proyecto a Diputados. La aprobación del Presupuesto es vista como una carta de presentación ante los mercados financieros y el FMI, que siguen de cerca la evolución de las cuentas públicas y el cumplimiento de las metas fiscales.
Si el Gobierno logra su objetivo, llegará a enero con un respaldo institucional que fortalezca su posición frente a los compromisos financieros. Pero si no, deberá enfrentar el vencimiento de deuda y el arranque de 2026 sin la principal herramienta de planificación económica, en un escenario que tensionaría aún más la relación entre política y mercados.